Ví como sus
pasos se convertían en fino polvo al contacto con el inmediato y fugaz
presente. Descubrí que a la mayoría el pasado no le servía de nada.
Aún no
terminaba de observarlos y el futuro ya se apropiaba de aquel presente,
ahora convertido en pasado, mostrándole a cada cual las consecuencias
de sus actos.
Continué contemplando el futuro, hasta el instante en el que la muerte
decidió cambiar el camino de los indiferentes, los miedosos, los
valientes, los cansados, los enamorados, y los desahuciados.
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