El miedo siempre pierde cuando al fin eliges ser feliz y cumplir todos
tus sueños. Es así. El miedo tiene todo el poder que tú le des y, si se
lo quitas y lo enfrentas, perderá irremediablemente contra tus ganas de
ser feliz. Sé que no es fácil, que si dejamos que el miedo gane es
precisamente porque cuesta mucho enfrentarlo.
A veces, la caída merece la pena si nos ayuda a despertar de una mala
pesadilla. Y eso es el miedo a veces: un sueño que no nos deja ver más
allá de la noche y nos olvidamos de vivir como deberíamos, siempre a
oscuras, cegados por todo lo que podría pasar si por una vez nos
arriesgamos.
Y digo yo… ¿Qué es lo peor que podría ocurrir si te enfrentas a ti
mismo? Nada es peor que seguir callando en la cueva, viviendo de las
sombras que dejen pasar otros. Sal de ahí, abre los ojos. Disfruta de tu
vida y no tengas miedo a lo que piensen otros. Sangra las heridas que
te deje la vida y deja bien a la vista todas las cicatrices de tus
victorias pasadas.
¡Vive! Es así de sencillo aunque no quieras verlo. No pasa nada por
arriesgarte con tus ideas, por muy locas que sean. La vida pasa en un
suspiro y no puedes perder ni un solo segundo más encerrado en ti mismo
por culpa de unos miedos que no se merecen tener tanto poder sobre ti.
Rompe tus cadenas, levanta la cabeza y enfréntate a ti mismo y al mundo
que no entienda que quieres ser feliz, de una vez por todas, a tu
manera.